¿Cómo se obtienen las células?
Lo primero de todo es recordar qué es un trasplante de médula ósea. Se trata de conseguir que en tu cuerpo funcione un nuevo “tejido hematopoyético”. ¿Y esto qué es? Pues esto es lo que denominamos médula ósea, es decir, el órgano que “fabrica” la sangre en nuestro organismo. Por eso, cuando hablamos de este tipo de trasplante (trasplante hematopoyético) hablamos de trasplante de médula ósea, porque vamos a hacer que una “nueva” médula ósea funcione en el paciente.
Esto no siempre lo haremos con una médula ósea del donante, si no que nos bastará con obtener células progenitoras hematopoyéticas o células madre hematopoyéticas (las que están normalmente funcionan en la médula ósea), para que éstas asienten en el interior de los huesos y desde allí comiencen a “fabricar” sangre.
En resumen, para trasplantar médula ósea necesitamos las células que la conforman, y estas son las células progenitoras hematopoyéticas. Ya hemos visto anteriormente que estas células se pueden obtener de médula ósea de otras personas, de cordón umbilical o de sangre periférica. En este último caso lo que vamos a hacer es conseguir que las células progenitoras hematopoyéticas que habitualmente están en el interior del hueso, pasen a circular en sangre y entonces podamos extraerlas. Este procedimiento es lo que denominamos leucaferesis. Más adelante volveremos sobre este tema.
Para obtener este tipo de células lo que haremos será realizar múltiples punciones en las crestas iliacas del donante para extraer sangre del interior del hueso, donde se encuentran las células madre hematopoyéticas. Es similar a lo que realizamos para el estudio de la médula ósea para diagnosticar las enfermedades de la sangre. Es lo que te hicieron cuando te diagnosticaron, y cada una de las veces que han valorado el estado de tu enfermedad. Lo habitual, cuando realizamos estos estudios, es que se duerma al paciente para que no tenga dolor. El estudio de médula ósea, se puede realizar solo con anestesia local sin sedarte. Sin embargo, cuando se trata de obtener médula ósea para trasplante, el donante debe ser sometido a una anestesia general, igual que si se fuese a operar de apendicitis, por ejemplo. La extracción se hará en quirófano, bajo condiciones de esterilidad para evitar infecciones en el donante.
Se trata de un procedimiento doloroso, a pesar de todo. Este dolor se controla con analgésicos habituales, los que tomas para el dolor de cabeza o la fiebre, siendo muy raro que necesiten de otros calmantes más fuertes.
Es bastante frecuente, que como consecuencia de la mucha sangre que extraemos, sea necesario que el donante reciba alguna transfusión de hematíes. En estos casos, si podemos, lo que hacemos es realizar una auto donación previa. Extraemos al donante sangre unas semanas antes, para ponérsela el día que le extraemos la médula ósea.
Allá por el año 1989, conocimos que era posible realizar un trasplante hematopoyético a partir de las células madre existentes en la sangre del cordón umbilical al nacimiento. Sabíamos desde décadas antes que el cordón umbilical tenía células progenitoras hematopoyéticas, pero su número era escaso en comparación con las que habitualmente hay en la médula ósea. Sin embargo, como te señalaba antes, este escaso número de células fue suficiente para regenerar la médula ósea completa en un paciente con una enfermedad consistente en que la médula ósea deja de funcionar correctamente (aplasia medular de la enfermedad de Fanconi). A partir de aquí, se ha empleado en multitud de casos para regenerar la médula ósea en pacientes con otro tipo de enfermedades, no solo leucemias, si no también enfermedades metabólicas, o inmunodeficiencias. Finalmente, este tipo de trasplante se ha demostrado también útil incluso en pacientes adultos, en que por su mayor peso, se había pensado que el número de células madre existentes en la sangre de cordón umbilical podría ser insuficiente.
Todo esto ha provocado que en la actualidad exista un amplio programa de donación de sangre de cordón umbilical, para aumentar el número cordones distintos almacenados, y de este modo aumentar las posibilidades de que cualquier persona encuentre donante compatible con la que poderse trasplantar.
La donación de sangre de cordón umbilical es muy sencilla. Sólo es necesario que alguien con experiencia, pinche los vasos del cordón umbilical, para extraer de ellos la mayor cantidad de sangre posible. Esta sangre es analizada y si no existe riesgo de que transmita ninguna enfermedad se congela en bancos especializados en espera de que algún paciente la necesite. Al donante, es decir, al recién nacido, no se le realiza ningún estudio, ni se le somete a ningún procedimiento. Se manipula solo el cordón umbilical, que de no ser donado, es directamente desechado.
Para obtener las células madre que circulan por la sangre periférica, se deben realizar dos procedimientos. El primero consiste en la movilización. Se trata de conseguir aumentar el número de células progenitoras que circulan por la sangre. Esto se consigue con la administración de quimioterapia o de factores de crecimiento granulocitario (G-CSF – Neupogen®-).
El segundo procedimiento consiste en la colecta propiamente dicha de las células. Esta se consigue con el uso de un separador celular, en un procedimiento denominado leucaféresis. Para ello lo que necesitamos es conseguir un buen flujo de sangre desde el donante. Para conseguir este buen flujo necesitamos canalizar una vena suficientemente grande. En adultos o jóvenes grandes, lo podremos hacer con dos vías de gran calibre colocadas en los antebrazos. En otras personas más pequeñas, casi todos los niños, lo que hacemos es realizar el procedimiento a través de un catéter central que casi siempre colocamos en la ingle (en la vena femoral).
A través de estos accesos venosos la sangre llegará al separador celular donde se centrifuga, permitiendo separar las células mononucleares, entre las que se sitúan las células madre, del resto. De este modo, recogemos las células mononucleares y devolvemos al donante el resto de células. Por este motivo, es poco frecuente que el donante presente anemia posterior, ya que la mayor parte de los glóbulos rojos se le devuelven al paciente/donante.
Los problemas de este tipo de extracción pueden producirse en cualquiera de las fases antes descritas.
Durante la movilización suelen producirse dolores musculares, dolores óseos, cefalea, y febrícula. Un cuadro similar a un proceso gripal, que se controla en la mayoría de los casos con analgésicos
Por último, la leucaféresis puede tener complicaciones. Son bastantes raras, pero podrían producirse hemorragias porque se administra medicación para que la sangre no se coagule en el interior del separador celular. Como consecuencia de esta medicación, se produce también un descenso del calcio en sangre que puede producir hormigueo peribucal o en los dedos. En casos graves puede llegar a producirse tetania (contracción involuntaria de los músculos), que es bastante dolorosa. Por este motivo, durante la leucaféresis se administra calcio intravenoso.
En general, cualquiera de estos procedimientos permite obtener células madre para realizar el trasplante. La fuente mejor en cada tipo de trasplante depende de múltiples factores, como el donante, la enfermedad del paciente, etc… por ello la decisión del tipo de origen de estas células es tomada por los médicos especialistas en trasplante.